Lisbeth firmó su propia condena


El desinterés de un abogado de oficio y la confianza ciega en su comadre tienen a una mujer inocente tras las rejas hace siete años y medio. Esta es la conmovedora historia de un problema más de nuestra justicia.

Hoy ella no recuerda su apellido pero sí el día en que
“José Luis” le pidió con afán que firmará un documento que él había escrito. Al leerlo ella le reclamó que ahí decía que ella se declaraba culpable del secuestro. Él le respondió: “señora, ¡apúrese! Tengo mucho afán, necesito que firme para que salgamos rápido de esto”

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