El caso asotrecol ¿justicia para cuándo?

Unos ex trabajadores despedidos injustificadamente diariamente libran una batalla contra una gran multinacional: la General Motors-Colmotores. Esta es la historia de una lucha incansable y profundamente desigual.

Por: María Elvira Borrero y Sergio Daniel Vargas(1).

Colombia está llena de pequeñas luchas invisibles. Luchas emprendidas de las formas más diversas y creativas, que a pesar de ser enteramente justificables en cualquier escenario social y político, en el panorama colombiano no tienen cabida ni reconocimiento alguno. Una de esas es la lucha de la Asociación de Trabajadores y Ex trabajadores Enfermos de General Motors Colmotores ASOTRECOL. Esta asociación, de la que poco se habla, poco se oye y de la que nada se sabe, está conformada con el fin expreso de proteger los derechos de los trabajadores y ex trabajadores enfermos de la General Motors-Colmotores, empresa transnacional que cuenta con una enorme planta de trabajo en la ciudad de Bogotá.

ASOTRECOL se formó a partir de la reunión y organización de un buen número de ex trabajadores, víctimas de accidentes laborales y de cargas de trabajo desproporcionadas, sufridas dentro de la planta de la General Motors-Colmotores. Estas situaciones, dieron lugar a enfermedades tales como hernias discales, problemas en las rodillas y lesiones graves de columna entre otras.  Estas fueron notificadas ante el departamento médico de la planta donde les ordenaron  terapias y diversos tratamientos médicos pero que debían ser realizados dentro de la misma planta, Lo anterior con el fin de que las afecciones sufridas no figuraran como accidentes laborales ante ningún ente médico. El anterior dictamen venía acompañado  de una inusual condición: no acudir ni denunciar ante ningún ente médico particular; pues si lo hacían  corrían el riesgo de ver terminados  sus contratos de trabajo de manera inmediata.

 Dichas razones dieron lugar a que los trabajadores que se encontraban en estado de salud complicado fueran apartados de sus trabajos por parte de la empresa argumentando caída en la producción y una crisis momentánea. Sin embargo, hubo promesas de renovación de contratos a la vista cuando la situación financiera mejorara. Estos nuevos contratos nunca se suscribieron y la General Motors-Colmotores prescindió de estos trabajadores dejándolos prácticamente en la calle, sufriendo enfermedades de gravedad considerable y sin razones suficientes que ayudaran a aclarar su situación.

 Ahora bien, la situación actual de estos trabajadores se puede resumir en un “cambuche”, hecho de caucho y de madera, que está estratégicamente ubicado enfrente de la entrada de la Embajada de los Estados Unidos de América, en la ciudad de Bogotá. Dejando a un lado el curioso dato de que el embajador de los Estados Unidos en Colombia observa el cuartel general de esta asociación día tras día al momento de llegar a trabajar, esta vía de hecho emprendida por miembros de ASOTRECOL tiene un trasfondo mucho más indignante de lo que se puede llegar a creer. Bajo la perspectiva de los miembros de esta asociación, la protesta generaría un impacto mayor si se ubicaba en ese punto estratégico teniendo en cuenta que General Motors es una empresa de origen estadounidense. Y efectivamente no se equivocaron: innumerables voces de apoyo han llegado desde muchos países donde también existen sindicatos que denuncian el accionar de la GM en contra de sus trabajadores.

Se preguntará usted, por qué esta vía de hecho no fue ubicada en los dominios de alguna entidad gubernamental colombiana, o, por qué no, enfrente del Palacio de Nariño propiamente. La respuesta es simple: el sistema jurídico colombiano en más de 850 días de lucha, no le ha brindado ningún tipo de solución a la problemática de los miembros de ASOTRECOL. Los ex trabajadores al ver que no lograban encontrar una solución razonada con la empresa, emprendieron todo tipo de acciones legales ante los entes competentes: acciones de tutela, acciones de grupo, denuncias, demandas, etc. Ciertamente, las “casualidades” empezaron a presentarse: tutelas que terminaban siempre ante un mismo juzgado laboral, denuncias ante ministerios que no se registraban y acciones omitidas completamente eran muestras que las influencias de una empresa como General Motors hacían que la invisiblización de la lucha se perpetuara aún más

Hoy en día, los miembros de ASOTRECOL no consideran las vías legales como una alternativa para la solución de su problema. De esta manera  se puede establecer que para estos individuos, la confianza en la efectividad del derecho es completamente nula; constituyéndose así una cruel  paradoja, donde  a pesar  que  la fe en el derecho como posible solución está más que descartada, esta solución no puede hacerse por otros medios que no sean los legales. A partir de este tipo de experiencias nos podemos dar cuenta que  las personas sin conocimiento del sistema judicial y su funcionamiento son susceptibles a caer en este tipo de situaciones. Incluso, la marginación social y la falta de educación respecto a sus propios derechos, los hacen vulnerables frente a la sociedad y el ordenamiento jurídico, que en determinadas circunstancias puede verse desafortunadamente permeado por intereses económicos completamente ajenos al mismo

Quisiéramos aclarar que toda la información anterior es el resultado de una serie de charlas sostenidas con miembros de ASOTRECOL que residen actualmente en el cambuche, quienes, además de sincerarse con nosotros y manifestar aversión suprema con la carrera que estudiamos, nos demostraron que en una sociedad como la nuestra, la indiferencia  no debería ser una opción.

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