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La historia detrás de la tutela que favoreció a Gustavo Petro

Sebastián Calderón, estudiante de segundo semestre de esta Facultad, fue el autor de una de las tres tutelas que frenaron la destitución del alcalde de Bogotá. Aquí, el responsable de este importante fallo, nos cuenta su versión de la historia

El 9 de diciembre de 2013, la ciudad  de Bogotá conoció una noticia que dejó sorprendidos a la mayor parte de la ciudadanía: la destitución e inhabilidad por quince años del Alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro. Hubo acuerdos y discrepancias, pero en general, se escuchaba un eco de confusión ante la decisión tomada, suscitando así, una revisión del fallo. La pregunta que quedaba en el aire en aquel momento era: ¿Podía un funcionario público, elegido mediante una terna –en este caso, el Procurador General de la Nación–, destituir a otro funcionario elegido por medio del voto popular? Se escuchaban, asimismo, comentarios como: “¿Dónde queda la democracia?” “¿No tiene validez el voto popular?” “¿No es esta medida un abuso del procurador?”
Al día siguiente de haber escuchado la noticia, y siendo parte de la confusión, discutí el tema con mi padre. Le pregunté si la decisión era legítima, y si no había algo que nosotros, los que estábamos en desacuerdo con la destitución, pudiéramos hacer. Debatimos también los puntos a favor y en contra y fue ahí donde surgió la idea de presentar una tutela;  idea que, en principio –debo confesar–, no creí que pudiera llegar muy lejos. Regresé  a mi casa y, recordando los puntos clave de la discusión, decidí redactar un texto, que manifestaba mi inconformidad con respecto a la decisión de la Procuraduría, y la manera en la que ésta vulneraba el derecho a elegir y ser elegido. Asimismo, consideraba que la inhabilidad por quince años era una medida exagerada, teniendo en cuenta, entre otras cosas, que el Procurador Alejandro Ordoñez sancionaba con pocos años de inhabilidad política a otros funcionarios que se habían visto envueltos en escándalos públicos más grandes.
La idea fue tomando cada vez más forma luego de haberle mostrado el documento a mi padre, Germán Calderón España, abogado constitucionalista de la Universidad Nacional, quien, con su amplio conocimiento en los juicios de forma de una tutela, fue mi gran apoyo durante todo el proceso. Él era quien me aconsejaba sobre la manera de guiar la investigación, fundamentando mis argumentos en algunas sentencias y leyes. La mayor parte de las vacaciones me dirigí con ánimo a su oficina para mostrarle lo que había avanzado. Me encargué también de escuchar diferentes puntos de vista, ya que, soy fiel creyente de que las propuestas se nutren cuando son expuestas a distintas miradas; miradas que, tal vez, estamos ignorando. Fue así como presenté la tutela que contaba inicialmente con tres argumentos principales, e hice dos adiciones posteriormente.
El magistrado César Palomino Cortés falló la tutela a mi favor  el 23  de enero de 2014, noticia que recibí con gran estupor y alegría. El magistrado del Tribunal Administrativo de Cundinamarca encontró pertinentes los tres primeros argumentos a cerca  de la violación del  derecho a elegir y ser elegido, y los otros siete  argumentos adicionales. Fue también punto central de la tutela la violación al debido proceso, y la extralimitación de la Procuraduría General de la Nación al llevar a cabo la destitución del Alcalde Mayor, facultad conferida únicamente al Presidente de la República, con notificación de un juez competente en proceso penal. Sin embargo, el procurador Alejandro Ordoñez hizo  una impugnación al Consejo de Estado para que éste hiciera una segunda revisión de las tres tutelas falladas a favor del Alcalde. La última decisión la tiene dicha Corte, que deberá pronunciarse en los próximos días.
Pero más allá de la decisión del Consejo de Estado acerca de si Petro se queda o no en la Alcaldía, creo que esta tutela tiene una importancia mucho mayor. El valor de esta tutela–a mi modo de ver–, radica en los debates jurídicos que se generan a partir de este tipo de iniciativas. Los ciudadanos, de acuerdo o no con la decisión, tuvieron la oportunidad de enterarse de las contradicciones que se presentaban entre normas de mismo rango constitucional. Tuvieron también, la oportunidad de saber si la facultad para destituir al Alcalde Mayor de Bogotá era dada solamente al Presidente, o si el Procurador estaba en todo su derecho. Fue gracias a esta iniciativa que los ciudadanos pudieron responder muchas de las inquietudes que tuvieron al inicio del proceso.

Después de la noticia, hubo disgustos por parte de algunas personas por la decisión tomada con respecto a la restitución de Gustavo Petro. Creo, sin embargo, que basados en la tolerancia de las ideas ajenas, estos debates jurídicos son importantes en la medida en que están llevando a cabo una constante revisión de las fallas que presenta la Constitución y en general el ordenamiento jurídico. Es esa la importancia fundamental de la acción de tutela, que no sólo  sirve para reclamar derechos, sino que abre espacio al debate para que se discutan aspectos significativos para Colombia. 

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